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Actualidad: Claudia Scherer-Effosse, nueva embajadora de Francia

Claudia Scherer-Effosse es la nueva embajadora de Francia en la Argentina, país donde se desempeñó como Primera Secretaria hace una década y al que llega con una serie de temas a tratar: acuerdos económicos interbloques, desarrollo de oportunidades comerciales e intercambio cultural, entre otros. La entrevista fue previa a las elecciones presidenciales.

Su madre había iniciado una carrera diplomática antes de establecerse en Francia. ¿En qué medida la trayectoria materna tuvo influencia sobre su propia elección profesional?

Mi madre era mexicana, estudió en una prestigiosa universidad, entró en el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país y fue enviada a trabajar a Francia. Mi padre, ingeniero francés, había hecho su viaje de fin de estudios a México, y ambos se conocieron en una fiesta mexicana en la Cité Universitaire de París. Mi madre tuvo que dejar su carrera, pero también me impulsó a estudiar en Sciences Po. 

A sus estudios en Ciencias Políticas usted le sumó el aprendizaje del idioma chino. ¿Una hazaña innovadora a finales de los años 80?

Tiene que ver con las sutilezas de las carreras y concursos del servicio exterior francés. Para acceder a ciertos cargos hay que pasar un concurso especial, y el hecho de dominar un idioma oriental era una ventaja. Eso me permitió iniciar mi carrera con puestos en la dirección Asia del Ministerio, encargada de Indonesia, China y Sri Lanka, y más tarde Malasia. Asimismo, durante tres años cumplí funciones en la embajada de Washington, cubriendo una zona geográfica que incluía África.

Después de varios cargos en el exterior usted formó parte del departamento de Recursos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores. ¿Qué le aportó esa experiencia?

Fue muy enriquecedora y me permitió conocer a micha gente. El Ministerio es una administración algo particular: gran parte de su personal se encuentra fuera del país, diseminado por el mundo entero, y está formado tanto por funcionarios como por personal contratado a nivel local. En el departamento de Recursos Humanos tratamos temas diversos, pero yo estuve enfocada en la capacitación. Tenía que preparar a los agentes para ocupar sus funciones, desarrollar sus competencias y adaptarlas a las nuevas exigencias, en particular a la directiva del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, acerca de la diplomacia de los negocios. 

¿En qué consiste dicha diplomacia económica?

Ante todo, conocer mejor el mundo de las empresas y sus preocupaciones, y escucharlas. Desde mi cargo como directora de capacitación me pidieron que organizara sesiones de formación con las empresas que venían a explicar sus problemáticas. Trabajé con el ente que equivalía a Business France y era dirigido por Muriel Pénicaud, la actual ministra del Trabajo. Entre ambas ideamos varios seminarios destinados a los embajadores, para hablar de cómo atraer inversiones al territorio francés y de oportunidades de exportación para las pymes. 

¿Es un eje de trabajo que pudo desarrollar en su primer puesto como embajadora?

Sí, en mis funciones como embajadora de Estonia acompañé el desarrollo de la cámara de comercio binacional que acababa de formarse: organizábamos desayunos de trabajo y teníamos contacto directo con los distintos actores de la economía. Pero la realidad es que hay muy pocas empresas francesas en Estonia, es un país muy chico cuya economía está monopolizada por los países nórdicos. 

De un pequeño país que forma parte de la Unión Europea pasó al otro extremo: embajadora de Francia en un país latinoamericano extenso y en desarrollo. ¿Cómo encaró este desafío?

En efecto, ¡es una experiencia muy diferente! Pero cuento con la ventaja de conocer el país, ya que fui la número dos de la embajada en la Argentina entre 2009 y 2012. También quedé relacionada con la gente que había conocido en aquel entonces, lo que es muy importante porque la diplomacia se apoya en redes de contactos. 

¿Cuáles son los cambios que más la impactaron al volver a la Argentina?

Todavía no me moví mucho por la ciudad sino que circulé en un espacio geográfico restringido que conozco bien, y no cambió tanto. Incluso ya no tengo que salir de la ciudad para ir a Martínez, porque la residencia se mudó a Palermo. Vi bicisendas, que antes no existían, así como también el CCK, un lugar impactante. A nivel político, llegué en los últimos meses del mandato del presidente Macri, que ha desarrollado una excelente relación con Francia en forma voluntaria, y nuestro país respondió con mucho interés a la propuesta. Eso es realmente una diferencia llamativa. Otro tema que puedo destacar es el acercamiento de la Argentina a la OCDE: Francia le brinda todo su apoyo. Me acuerdo de que las negociaciones se iniciaron cuando trabajaba de primera secretaria aquí, en la Embajada. 

¿Le parece que los avances en términos de acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea son también un tema central?

El hecho de que la Argentina haya ocupado la presidencia del Mercosur fue sin duda un factor positivo para las negociaciones. Fueron años de cabildeos e hizo falta mucha voluntad. Ahora existe un acuerdo, al que tendremos que dar forma jurídica y ratificarlo en un contexto mundial complejo. 

¿El resurgimiento de los proteccionismos es un factor de preocupación?

A fines del año pasado, para conmemorar el Centenario de la Primera Guerra Mundial, se organizó un gran forum de la paz. Se reflexionó en particular sobre el período de entreguerras y el auge de los nacionalismos y del proteccionismo, que sin duda llevaron a la Segunda Guerra Mundial; esa tentación actualmente existe y preocupa. De ahí la importancia de establecer acuerdos, de aumentar los intercambios. 

Entonces, ¿cuál es su mensaje para las empresas?

La Argentina es un país que tiene mucho potencial y, si bien algunas empresas francesas tuvieron problemas y expresaron reticencias y preocupaciones en su momento, existen señales de cambio. Las principales disputas comerciales se resolvieron en el CIADI, y hoy mi objetivo es acompañar a las compañías que tienen negocios en curso y a las que buscan nuevas oportunidades, en particular en el sector de las energías renovables y de su cadena de valor. 

Más allá de la economía, la cultura siempre fue un vínculo crucial que unió a Francia y la Argentina. ¿Se proyectan grandes acontecimientos para reforzar esta "amistad cultural"?

Los próximos años van a estar marcados por las temporadas cruzadas 2022-2023. Lo importante es que estos intercambios van a tener lugar tanto en Buenos Aires como en varias ciudades del interior. 

Por último, ¿cómo se siente ser la primera embajadora francesa en la Argentina?

El camino hacia la paridad está indicado por la ley: más específicamente, la ley Sauvadet de 2012, que se aplica al personal de gerencia. Hay que tomar decisiones voluntarias para promover más mujeres. Antes, cuando los embajadores de Francia de todo el mundo se reunían, el grupo femenino era reducido. Hoy debemos ser más de 40 mujeres y estamos en relación a través de la red Femmes et Diplomatie, de la cual formaba parte de la comisión directiva cuando trabajaba en París. 

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