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Panorama: Sin cambios, pero con un alerta

El oficialismo obtuvo un importante triunfo en las primarias. Pero el Gobierno no supo evitar una impensada crisis política que podría pesar sobre los resultados de las legislativas de octubre.

Las legislativas de octubre siguen estando en la mira. Pero con menos dramatismo luego de las primarias de agosto, cuyos resultados hicieron que numerosos analistas pensaran que Mauricio Macri ya había ganado su duelo a distancia con Cristina Kirchner. Si bien en definitiva, después de un polémico recuento, la expresidenta y candidata a senadora fue la más votada en la provincia de Buenos Aires, lo hizo con tan estrecho margen que justifica hablar de empate técnico con su contrincante oficialista Esteban Bullrich. El 35% que obtuvo Kirchner mostró que sigue teniendo un piso alto en el mayor feudo del peronismo, pero quizás un techo bajo, apenas superior al porcentaje de votos que logró reunir en las PASO, y muy lejos del 50% y más que la acompañaron en otros tiempos. Partiendo del análisis de estos números, los observadores auguraron un duelo muy parejo en octubre y descartaron, sea cual fuere el ganador, que CFK pueda alzarse con la victoria holgada que le permitiría posicionarse con posibilidades para las presidenciales de 2019. Para muchos, especialmente en el sector empresarial nacional y extranjero, la amenaza de un retorno de la expresidenta al poder pareció alejarse definitivamente.

Por otra parte, Cambiemos, la coalición oficialista, con un 37% de los votos en este primer test electoral desde la llegada al poder de Mauricio Macri, se posicionó a nivel nacional como la primera fuerza política del país. Es un dato significativo. Con victorias en la Capital Federal, el reducto de origen del Pro, partido del Presidente, en Córdoba, donde Macri obtuvo sus mejores resultados en las presidenciales, pero también en Mendoza, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, San Luis, Jujuy, Santa Cruz y Neuquén, y virtuales empates en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, Cambiemos pareció en medida de consolidar una expansión notable, para muchos impensada hace unos meses, de su electorado. La alianza formada por el Pro, el radicalismo y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, exitosa en diciembre de 2015, se consolidó y adquirió una nueva dimensión, que permitió la fusión de sus respectivos seguidores. Es más, como lo dice Julio Burdman en la recomendable revista Anfibia, Cambiemos se ha transformado en un partido, con capacidad transformadora y un discurso común, lo que le permitiría augurar, si la mejora de los indicadores económicos apuntala la dinámica observada en agosto, un triunfo en octubre que incluya la llamada “generala” (primer puesto en los cinco principales distritos, Provincia de Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza).

Pero, ¿se mantendrá esa dinámica? Si bien los inversores parecen creerlo, como lo demuestra la calma que se observó después de las primarias respecto del dólar en el mercado cambiario, éstos no han tomado en cuenta aún las repercusiones que podría tener la evolución del caso Santiago Maldonado, que ha cambiado el escenario político. Durante varias semanas el Gobierno dio la impresión de desinteresarse del asunto, mientras la ministra de Seguridad privilegiaba una defensa cerrada de la Gendarmería sin mostrarse preocupada por el esclarecimiento de los hechos. Hubo que esperar 35 días para que cambiara la actitud del Ejecutivo y se reencaminara la investigación. Entretanto, habían crecido las justificadas sospechas en la opinión, facilitando la utilización política del caso por el kirchnerismo y la izquierda. Por torpeza y sobre todo, falta de sensibilidad a lo que genera todavía en la sociedad argentina la palabra "desaparecido", el Gobierno reaccionó tardíamente y se ofreció una crisis política, la primera desde su llegada al poder.

¿Será suficiente este cambio de timón para que no se modifiquen las proyecciones antes señaladas de las legislativas de octubre? A mediados de septiembre, las encuestas no permitían medir cambios significativos en las tendencias electorales. Es razonable pensar que la evolución del caso Maldonado tendrá poca influencia sobre el voto del núcleo duro de Cambiemos o de los seguidores de Cristina Kirchner. Pero sí puede pesar sobre la decisión que tomarán ante la urna los electores flotantes, especialmente aquellos que en las primarias adhirieron a otras fórmulas, como la de Sergio Massa y Margarita Stolbizer, e incluso la de Florencio Randazzo en la provincia de Buenos Aires, que son precisamente los votos que el oficialismo y la oposición kirchnerista se disputan para ganar la contienda. De hecho, lo confirma una investigación del Programa de Estudios de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana, según la cual 88,3% de los electores de Cambiemos y 95,5% de los de Cristina Kirchner en ese distrito afirman que, sea cual fuere la evolución del caso, no modificarán su intención de voto. Sobre el total del electorado provincial, son 76,6% los que responden de esa manera, y 23,4%, en mayoría seguidores de Massa y de Randazzo, los que sí podrían cambiar de boleta en función de los resultados de la investigación. Cabe también señalar que 55% de los encuestados considera que, como primera medida, el Gobierno debería haber separado a los gendarmes sospechados.

Si bien la encuesta se limita a la provincia de Buenos Aires, habida cuenta de la consolidación de los electorados principales, se puede inferir que la situación es similar en otros distritos, siendo probablemente más bajo el porcentaje de votantes que no modificará su intención en octubre en aquellos donde Cambiemos tiene posiciones dominantes (como la Capital Federal) y más alto en provincias de conquista reciente para el oficialismo. Sin duda no se modificarán las tendencias generales que surgieron de los comicios de agosto. Pero la incidencia del caso Maldonado sobre la decisión final de numerosos electores flotantes genera una expectativa impensada. En el peor de los escenarios para el oficialismo, su victoria no sería tan contundente como la que podía ambicionar después de las primarias. Lo que dificultaría la implementación de las reformas, por ahora postergadas, que, según los observadores, el Gobierno impulsaría una vez superada la cita electoral de octubre. Porque en definitiva, de eso se trata.

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