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Argentina y Francia, nouveau départ - Panorama abril 2016

La visita del presidente Hollande fue la ocasión de un relanzamiento del vínculo bilateral, especialmente en el campo económico.

“Fue un encuentro entre dos dirigentes de signo político diferente pero igualmente pragmáticos. Uno termina su mandato con un bajo nivel de popularidad, el otro recién comienza el suyo y sigue bien posicionado ante la opinión pública. Son dos reformistas, que quieren modernizar a sus países y tiene un lenguaje común. El diálogo fue bueno, hubo química entre ellos”. Es en estos términos que un observador muy cercano a la visita de François Hollande nos resume el clima de las conversaciones del jefe del Estado francés con su par argentino Mauricio Macri. Sin duda algo similar se podría decir de las que Macri mantuvo pocas semanas después con el presidente estadounidense Barack Obama.

Más allá de las relaciones personales, que estos líderes –y otros, como el Primer ministro italiano Matteo Renzi- hayan decidido venir a la Argentina en los primeros meses de la gestión de Macri atestigua que la comunidad internacional desea respaldar las políticas del nuevo gobierno. Por interés, vinculado a la apertura económica en curso, obviamente. Pero también por la posibilidad de entablar un diálogo en condiciones normales con funcionarios con los que comparten una misma visión del mundo y dispuestos a colaborar para relanzar relaciones bilaterales estancadas, en muchos casos en un bajo nivel, desde hace años.

INTENTO DE NORMALIZACIÓN

Volviendo a la visita de Hollande, cabe recordar que, de los grandes socios de la Argentina, Francia fue el país que más y más tiempo mantuvo el contacto con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner cuando éste intentó normalizar sus relaciones con el sistema financiero internacional. Los acuerdos con Repsol y en el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones) y, especialmente, con el Club de París tuvieron un decidido apoyo francés. Pero el vínculo se degradó después del fallo desfavorable de la Justicia estadounidense en el conflicto con los fondos especulativos, a mediados del 2014. A partir de ese momento, y de forma más sistemática en el 2015, el gobierno argentino pareció renunciar  a la apertura y decidió reforzar las medidas restrictivas que afectaban la actividad de las empresas. El control de cambios, las limitaciones a las importaciones y la imposibilidad de transferir dividendos tensaron las relaciones económicas y políticas con Francia. El diálogo se había cortado y, como muchos otros, el gobierno francés estaba a la espera del resultado de las presidenciales para un eventual relanzamiento del vínculo bilateral.

Después de las elecciones, fue una agradable sorpresa para Francia recibir señales positivas desde el primer momento, incluso antes de que Mauricio Macri comenzara su mandato, el 10 de diciembre, con el envío de una nueva delegación a la Conferencia sobre el cambio climático de París (30 de noviembre-11 de diciembre 2015), como nos lo dijo en una entrevista exclusiva el embajador Jean-Michel Casa: “En la COP 21 la Argentina tuvo una actitud muy constructiva, que fue una suerte de defensa e ilustración del cambio político”. Luego, apenas instalado el Gobierno, impactaron las primeras medidas económicas: “Fue muy importante el anuncio del fin del control de cambios, el restablecimiento de la libertad de circulación de los capitales y la liberación de las importaciones, si no en totalidad, al menos en un 80/90% de las necesidades de las empresas”, agrega Casa.

UNA VISITA ESPERADA

En este nuevo contexto, las partes trabajaron intensamente en la preparación de la visita de François Hollande, cuyos resultados permiten de hablar, según Jean-Michel Casa, de “una nueva etapa en las relaciones franco argentinas, como lo atestiguan los numerosos acuerdos firmados en dicha ocasión y la declaración conjunta de los dos presidentes”. Para Jorge Faurie, nuevo embajador argentino en Francia, este último documento “muestra adonde queremos llegar en la relación bilateral y refleja los compromisos asumidos por ambos países para llevar una nueva hoja de ruta económica. Existe una voluntad compartida de volver a poner nuestras relaciones en el nivel donde siempre deberían haber estado.”

Faurie, que dedicó una de sus últimas mañanas en Buenos Aires antes de tomar su puesto en París a un intercambio con los socios de la CCIFA, destaca la participación de las inversiones francesas en la Argentina como base para un vínculo renovado con gran potencial: “Están en áreas muy importantes y altamente sensibles de nuestro tejido económico. Van de la energía a la alimentación, pasando por los laboratorios y la distribución, sin olvidar la industria automotriz, entre otros muchos sectores que representan también importantes fuentes de trabajo. Además, y es el resultado de un trabajo desarrollado en conjunto desde décadas, hay una cooperación en el área aeroespacial de extremada significación.”

COLABORACIÓN TECNOLÓGICA

En el futuro, y conforme a la hoja de ruta plasmada en la declaración conjunta, Faurie ve la posibilidad de construir  una relación más dinámica, especialmente en sectores de tecnología de punta en los que Francia y la Argentina vienen colaborando de larga data: “Con la visita del presidente Hollande pudimos poner de relieve un trabajo que se ha desarrollado en el área nuclear y que va a permitir que nuestras dos empresas líderes, la francesa Areva y la argentina Invap, se presenten juntas a una licitación para un reactor de mediana escala en Sudáfrica”.

El relanzamiento de la cooperación científica y técnica es uno de los puntos fuertes de lo acordado en el marco de la visita, confirma el embajador Jean-Michel Casa: “Además del reactor nuclear objeto de una presentación conjunta, decidimos profundizar la colaboración en el campo aeroespacial y firmamos convenios que permitirán reforzar y ampliar los intercambios de investigadores y estudiantes entre los dos países.” Para Jorge Faurie, “esta vinculación en el campo de la ciencia y la tecnología debe ser aprovechada por el sector privado para aplicarse en el sector de la producción.”

Por otra parte, agrega Faurie: “La Argentina tiene un retraso en infraestructuras ferroviarias, viales, portuarias y aeroportuarias, todos sectores donde Francia es una nación con capacidad de punta que la constituye en proveedor posible natural.” Para este tipo de inversiones, que implican financiamientos importantes, será clave la ampliación de créditos multilaterales (Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Corporación Andina) que permitirá la resolución del conflicto con los holdouts. En las provincias del norte del país, abarcadas por el Plan Belgrano, donde el déficit en materia de infraestructuras es especialmente significativo, completa Casa, “podría intervenir también la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), que enviará próximamente una misión exploratoria, como se anunció en el marco de la visita.”

En dicha ocasión, el presidente Hollande reafirmó el apoyo de Francia al ingreso de la Argentina a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), cuya sede está en París, después de una negociación que llevará un tiempo razonable, pero tan corto como sea posible. Por las responsabilidades que conlleva, espacialmente en la adopción de estándares internacionales, la integración como miembro pleno de la OCDE debería darle mayor previsibilidad a la economía argentina. Una previsibilidad que es la mejor garantía para que el relanzamiento de la relación franco argentina se traduzca rápidamente en hechos concretos.

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